Páginas

martes, 25 de febrero de 2020

Plácido Domingo y Weinstein, del #Metoo a la luz

Esto era necesario: que Weinstein haya sido declarado culpable y que Placido pida disculpas y se declare culpable. Y no por venganza (que podría ser) ni por justicia, sino porque ilumina una nueva forma de relacionarse donde lo que está escondido y hace daño sale a la luz.

Las mujeres llevamos milenios siendo humilladas y agredidas sistemáticamente por hombres amparados en su situación de poder (físico, económico, político...). Hombres que se imponen sobre nuestra voluntad y nuestros cuerpos sabiendo que el sistema juega a su favor.

Hemos vivido en silencio esas situaciones porque hablar (en ese pacto implícito que compartimos las mujeres y los hombres y que se llama patriarcado) situaba a la mujer en un estado de profunda vulnerabilidad haciéndola cargar con el peso de la culpa y la vergüenza íntima y social.

El otro mecanismo de control y mantenimiento de los abusos era la generalizada sospecha de la palabra de la víctima. La falta de empatía con la víctima, los juicios morales y la necesidad de distanciarse emocionalmente, nos hacían a todos y todas cómplices del agresor. Todos y todas verdugos de la mujer que se atrevía a levantar su voz.

Era necesario hablar para que este mecanismo diabólico de violencia, silencio complice del entorno y vergüenza y culpa para la víctima salieran a la luz.

Eso es lo importante del #metoo (más allá de las caras famosas): que ha iluminado la podredumbre de las relaciones dejando al descubierto a los cómplices necesarios: todos y todas las demás.

Hermana, yo sí te creo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario