Páginas

lunes, 23 de julio de 2018

La tristeza no es para el verano

Escribo estas líneas motivada por un mensaje que una amiga a la que aprecio mucho acaba de publicar en una red social. En ellas expresa con mucha lucidez las ganas de desaparecer cuando, en un momento vital de crisis profunda, tiene que enfrentarse a las imágenes de playas, sonrisas y personas felices. Sé por lo que está pasando. La entiendo perfectamente. La tristeza no es para el verano. No combina con las puestas de sol sobre un horizonte rosado. El desamor se remueve inquieto ante los gestos tiernos de dos enamorados en un selfie y el biquini duele sobre la piel que llora. 

En estos tiempos de positivismo nauseaubundo y fotografías compulsivas, en las que mostramos la felicidad de postal y la risa de mueca, mostrarse dolorida y vulnerable, enseñar las ganas de desaparecer y las heridas que sangran es de una valentía sin límites. No nos gusta ver el dolor como no nos gusta la pobreza o la enfermedad. Nos resistimos a todo lo que no huela a un mundo ideal de feliz compostura. Y el resultado es que las personas que sufren, aquellas a las que les duele su mundo, se sienten aún más solas.

Sé lo que es sostener la nada, sentir el vacío a un centímetro de los dedos de los pies, desnudarse de una misma hasta quedarse en carne viva y sufrir. Un dolor que se hace espacio en el cuerpo y del que solo se desea desaparecer. Y esta experiencia, la del dolor lacerante, es una experiencia que a poco que una persona haya vivido, ha podido experimentar al menos una vez en su vida. Sin embargo, preferimos hacer como que no existe, como si los que están pasando por ahí en este momento fueran bichos raros, personas extrañas a las que les pasa eso, no como a los demás. 

No, no siempre es fácil buscarle un sentido a la vida. No siempre la sonrisa acude ligera al rostro, no siempre es posible contentarse mirando las pequeñas cosas, ni las flores brillan para una cuando resplandecen. No siempre el baño en el mar es reconfortante ni el sol sobre la piel es una caricia. A veces, se parece más a un bofetón. Un golpe que nos recuerda lo lejos que estamos de sentir placer y bienestar. Nos confronta siniestramente con nuestra propia oscuridad y nos empuja aún más abajo. 

No siempre la vida es fácil, ni bonita, ni amable, ni hermosa. Y muchas personas en este momento de verano, playa y sorisas de selfie están atravesando su particular calvario. Para ellas, sabed que esa experiencia es compartida por toda la humanidad. Que el dolor forma parte de la experiencia de estar viva y que, como dijo el sabio, esto también pasará. Pero mientras se pasa, mientras transitáis por la dureza de un paisaje yermo y reseco, sabed que no estáis solas ni que sois raras. Inclino mi cabeza como señal de respeto ante vuestro difícil tránsito y el deseo de que podáis transmutar, con la mayor ligereza posible, el dolor en sabiduría. 




Quizá te interese seguir leyendo: 





Únete a la comunidad de Estudio sobre el útero

Al suscribirte gratuitamente a la comunidad tendrás acceso a toda la información de Estudio sobre el útero: webinars gratuitos, videos exclusivos, descuentos para talleres presenciales y cursos online...
Quiero agradecerte personalmente que estemos juntas en el propósito de liberarnos, de encontrar nuestra fuerza y nuestra voz en medio de un sistema contrario a las mujeres. Espero que en este espacio encuentres algunas de las respuestas y te sirva para formular nuevas preguntas.
¡Únete y libera tu cuerpo de las tensiones, tus emociones de la represión y tu mente de las limitaciones aprendidas!
¡Juntas somos más fuertes!

* indicates required

Siempre puedes acceder a tus datos, rectificarlos y darte de baja cuando desees. Consulta nuestras políticas de protección de datos AQUI

No hay comentarios:

Publicar un comentario