Creo que una de las consecuencias de haber comenzado a sanar la relación que se tiene con el propio cuerpo y de comenzar a vivir de forma sana con él y en él, es que una puede situarse de forma íntegra y verdadera en su propia existencia y desde ahí, funcionar en el mundo real. Hace años, cuando estaba formándome como terapeuta transpersonal, hicimos una dinámica en la que recreábamos la propia muerte. Al salir de la experiencia, debíamos escribir tres cosas que hacer antes de morir. Lo primero que escribí fue bañarme desnuda en el Mediterráneo. Es curioso que escribiera eso, pero a mis treinta años aún no me había bañado desnuda en el Mediterráneo y debía de ser un deseo inconsciente bastante acuciante y que ahora, con perspectiva, estimo que antesala de la recuperación de mi cuerpo para mis vivencias sensoriales y sexuales. Ese deseo fue inmediatamente cumplido. Lo segundo que escribí fue que tenía que contar a todo el mundo lo que sabía, compartirme. Salir de el letargo y la burbuja en la que me encontraba. Esto me daba especial miedo. Era mi bloqueo personal e intransferible. A pesar de que había dirigido ya programas de radio y documentales y de que mi vida profesional había estado ligada a los medios de comunicación desde los dieciocho años, mostrarme yo era todo un reto para mi. Podía contar cosas (de los demás), pero dejarme ver tras las palabras, explicar mis vivencias (algunas de ellas fuera de la normalidad), salirme de lo políticamente correcto... eso era otro cantar. De hecho, pocas personas de mi entorno conocían sobre mis búsquedas personales, mi formación o mis anhelos. Salir del armario era imposible.
Entonces comencé a trabajar con mi cuerpo, más concretamente con mi útero. Y comenzó el proceso más liberador de mi vida. Dejé de necesitar caer bien a todo el mundo y de temer lo que los demás dijeran sobre mi. Me replantee seriamente todo lo que creía, pensaba o sentía. Fue liberador para mi porque la necesidad de perfección y de no cometer errores era muy fuerte. Y así, comencé a compartir mis vivencias, mi experiencia con la relajación del útero y parte de mi mundo interno (espero que sin llegar al exhibicionismo). Una idea que me acariciaba la mejilla por la noche es que los límites son mentales, personales y tienen tanta fuerza como desees creer en ellos o te aferres a las viejas creencias heredadas. En realidad siempre supe que la relajación del útero era un regalo para las mujeres de todo el mundo. Así que decidí trabajar estos conceptos de limitación y ahora se me ofrece la oportunidad de continuar expandiendo mi trabajo por otros ámbitos. Y he decidido hacerlo porque sueño con un mundo en que todas las mujeres, todas, podamos llevar a la práctica aquello que resuena en nuestro interior sin límites.
Así que los días 28 y 29 de noviembre, saltamos a América. La primera de las aventuras es Miami. Si quieres saber más sobre este proyecto por el que estoy tan apasionada, puedes visitar la web de la Editorial OB STARE y su distribuidora para América MUJER ÍNTEGRA.
Si visitas las webs, recibirás un regalo de bienvenida totalmente gratuito: un pdf con información que seguro te interesa y la descarga de la relajación del útero.
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