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lunes, 16 de junio de 2014

El espacio de Irene

Hoy abro este espacio de reflexión y diálogo a las palabras y los sentires de mi querida amiga Irene. Me ha parecido tan hermoso este texto que con su permiso lo publico. Gracias Irene por tus palabras y por la visión. 


"Sueño que vienes al mundo en una casa encalada. Las buganvillas trepan pintando las paredes de púrpura, huele a jazmines y de lejos se oye el murmullo de un mar en calma. Es de noche. En el cielo, redonda y brillante, plena, vigila esa luna que sólo Borges y Beethoven supieron comprender.

Me estiro, me encojo. Me muevo despacio. Gimo. Descalza. Desnuda. Desgreñada. Jadeo.

Tras de mí apoyándome en su pecho una mujer grande sujeta todo mi peso. Respira conmigo. En cada exhalación llega a mi cuello su aliento, una voz, una certeza: puedes, puedes. Es la madre. Delante, una mujer morena y despeinada, sujeta con su mano mi frente. Respira conmigo y en cada exhalación me clava sus ojos verdes, una mirada, una certeza: puedes, puedes. Es la bruja.

Por los márgenes de mi consciencia entran y salen las sombras. Ellas. Todas. Viejas, niñas, putas, monjas. Sanas, locas. Viudas, muertas, solas, tristes y enamoradas. Rezan, cantan, follan, aman. Ellas. Todas. Yo. Nosotras. Bailan, friegan, guisan, prenden velas, tejen redes, no descansan. Maltratadas, bienqueridas, mutiladas, adoradas, bienparidas y violadas. Ríen, gruñen, corren, lloran, saltan, chillan, duermen. Hablan. Respiran conmigo. En cada exhalación un susurro. Una certeza. Puedes, puedes.

Me estiro. Me encojo. Me muevo despacio y gimo. Descalza, desnuda, desgreñada. Jadeo. Febril, frágil, poderosa. Agotada, palpitante, excitada, temerosa. Me agarro, me toco, te sujeto, me abro. Me hago agua. Me pierdo hacia dentro. Me pierdo contigo. Me quemas. Te siento. ¿Me sientes? Te pienso. Te quiero. Te hablo. Puedes, puedes...

Salto, pujo, sangro, grito, río y lloro, suelto. Cambio.

Respiras conmigo. Sobre mi pecho tu olor, tu piel, tu mirada. Y en cada exhalación, dos latidos. La certeza. Por ti, que eras y ya no eres yo, me muero si te hace falta.

¿Quién va a temer a la muerte cuando puede dar la vida?

Llega el día. Dice que te llamas Alba. La Luz. La Esperanza.

El Deseo".

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