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miércoles, 15 de abril de 2020

Confinamiento y salud de las mujeres



El confinamiento me ha "pillado" trabajando con cerca de cien mujeres y algunas más en un grupo recién terminado con el que aún sigo en contacto. Ha sido toda una experiencia ver como el proceso de las prácticas que veníamos realizando desde unas semanas antes, se ha visto totalmente alterado por esta situación. 

Lo que antes del confinamiento funcionaba, de repente, ha dejado de hacer efecto.

Las primeras semanas me sorprendía una frase que leí repetidas veces:



"El confinamiento lo llevo bastante bien, pero..."

Detrás de ese pero aparecían:
  • Alteraciones en el ciclo menstrual (ciclos más cortos, dolor menstrual, síndrome premenstrual...)
  • Insomino.
  • Problemas de sueño.
  • Pesadillas.
  • Dolor de cabeza.
  • Pérdida de memoria.
  • Problemas de concentración.
  • Labilidad emocional.
  • Frustración.
  • Ira.
  • Depresión.
  • Ansiedad.
  • Tristeza.
  • Cansancio.
  • Estrés.
  • Pérdida de vitalidad.
  • Apatía.
  • Cambios en la alimentación.
  • Cambios en el sistema digestivo.
  • Falta de deseo sexual.
  • Aumento del consumo de alcohol, tabaco, azúcar...

La conclusión a la que llego es que el confinamiento está teniendo efectos físicos palpables en nuestra salud (no solo psicológica, sino también en la física).

Y es que, aunque estemos en casa, tranquilas, rodeadas de personas que amamos o amemos la soledad, el confinamiento es un estado antinatural y, a parte de la falta de vitamina D evidente, el estrés sostenido y las alteraciones del sistema nervioso modifican el sistema endocrino y con él, el digestivo y con los dos, nuestra salud.

Somos un todo y nuestro cuerpo responde, no solo a la calidad del agua, los alimentos que ingerimos o el aire que respiramos, sino a los valores personales afectados, las expectativas sobre el futuro o nuestra capacidad para proyectar un mañana de bienestar.

Mi visión es que esa alteración física y mental lo que nos está señalando es que el ser humano necesita sentirse libre para estar bien y saludable.   

Mi recomendación es, en primer lugar, comprender y asumir estos cambios. Aceptarlos y mirarlos es mejor que negarlos.

Y, después, darte un tiempo de reposo cada día (aunque sea unos minutos) para entrar en contacto profundo contigo y lo que estés sientiendo, mientras desconectas de ese caudal de información que nos arrasa.
Pero, sobre todo, espero que no se nos olvide que la libertad no solo afirma nuestro mundo moral sino también el físico.

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