¿Te cuesta poner límites a los niños, la pareja, en el trabajo...?
No te preocupes, no te pasa solo a ti.
De hecho, es la educación que hemos recibido, como hijas del patriarcado, la que hace que nos cueste tantísimo poner límites. No solo debíamos ser complacientes, sino que nuestras preferencias, gustos, opiniones, saberes o elecciones tampoco es que estuvieran valoradas.
Somos producto de una educación y una cultura pero, ¿no sería estupendo tener un truco para poner límites en el momento exacto en que tienes que ponerlos?
El patriarcado ha hecho especial hincapié en que las mujeres seamos complacientes.
Complacer significa que haces y dices cosas que satisfacen a los demás sin tener en cuenta tu propia satisfacción.
A veces, ni siquiera somos conscientes de que no queremos hacer algo. Sencillamente lo hacemos, y después, nos sentimos mal.
Es entonces cuando el cuerpo nos avisa con un malestar difuso. Le damos mil vueltas a la situación y, con un poco de suerte, caemos en la cuenta de que hemos sido víctimas de un abuso o hemos hecho algo que en realidad, no queríamos hacer.
En el fondo de esta conducta muchas veces está el miedo a dejar de ser querida, la pereza de afrontar un conclicto o la falta de escucha propia.
Pero ya es tarde. Hemos vuelto a caer.
Cuando hablo de poner límites no estoy hablando solamente de los límites que les ponemos a los/as hijos/as, también me refiero a los que ponemos entres adultos y con nosotras mismas.
Para mi, como buena niña, me costaba mucho poner límites hasta que descubrí este truco:
"Poner límites consiste solo en expresar cómo me gustaría que se desarrollara esa relación o situación".
Solo expreso lo que me gustaría y lo que no. Así no siento que estoy coartando al otro. Solo estoy expresando mis preferencias.
A mi me funciona porque le quita mucho peso al hecho de poner límites.
Claro que, para eso, hay que saber cómo te gustaría que fuera esa situación o relación. Es necesario hacer una revisión personal sobre los límites.
Te invito a coger papel y lápiz y a revisar: - cómo quieres que sea esa situación o relación (sirve para los hijos/as, pareja, amigas, familia...) - que sientes cuando te das cuenta de que no has puesto un límite que, en realidad, deseabas poner. - qué beneficio (aunque sea inconsciente) obtienes cuando no pones límites.
Esto y mucho más es lo que vamos a hacer a lo largo de este mes en la Comunidad Madres y Más, la comunidad de desarrollo personal para madres (con hijos/as de todas las edades).
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