¿Te lo imaginas?
Pues con la maternidad pasa lo mismo. Nos acusan de machistas o retrógradas a las que disfrutamos de nuestra maternidad, porque para muchas mujeres no es fácil comprender que se encuentre placer (también sensual y sexual) en el embarazo, parto y crianza de nuestros hijos. Si nunca se ha sentido el placer de esa entrega, si no se ha traspasado la delicada dulzura y la fuerza, el poder y la sabiduría de la maternidad, es muy difícil de explicar que una quiera y le satisfaga estar en contacto con sus criaturas. La naturaleza es sabia y ha decidido (inmejorable elección) que sea a través del placer sensual y emocional que se garanticen los cuidados del pequeño. Que muchas mujeres accedan a esta experiencia desde el dolor, en vez de desde el placer, es lo que deberíamos mirar.
Damos por sentado en esta sociedad que una mujer que no goza del sexo puede tener un problema físico o psicológico que puede solucionarse, o una pareja o unas circunstancias que no son las adecuadas. Sin embargo, cuando se toca la maternidad, en vez de procurar cuidados para la mujer y un mejor entorno para ver qué está sucediendo, las madres nos dedicamos a hacer ideología del fracaso (a veces casposa) o a señalarnos con el dedo. Estoy convencida de que detrás de una mujer que no ha gozado su maternidad, hay algún asunto pendiente: quizá las circunstancias del nacimiento no fueron las adecuadas, o no se deseó esa maternidad (este es el primer mandamiento del buen sexo, que nazca del deseo, no de la imposición (ni siquiera de los propios debería)), o esa mujer se quedó sola sin apoyos, o se desconectó del sentir para que no le doliera el alma y no tuvo acompañamiento, o le faltó sostén económico o emocional, o su pareja estaba en crisis o hizo las cosas que se esperaba de ella, en vez de lo que sentía o se arrepintió...
Ahora encontramos también a madres que
se arrepienten de haber caído un camino maternal que no era el suyo, el de la crianza con apego. Se quejan de que esa corriente de crianza respetuosa las dejó vacías y las
convirtió en una sombra irreconocible, siempre dispuesta a dar, siempre
renunciando. Y las comprendo. Porque la verdadera crianza que respeta a la
crías, respeta a las madres. Pretender funcionar desde la lógica de los
escritos, aplicar métodos y sostener ideologías en la crianza es como fingir
los orgasmos. Nos quedamos agotadas y sufrimos. Creo que vivir con un libro de
instrucciones bajo el brazo es un inmenso error. Creo en las mujeres que se
escuchan y actúan con sus hijos desde su sabiduría interior (aunque a veces se
equivoquen), en las madres que conectadas con sus bebés les escuchan y atienden
porque a ellas también les da placer amamantar, dormir abrazadas o sostener a la
cría; no porque lo diga el último libro de moda. Y no me malinterpretes, no
estoy diciendo que la maternidad sea caramelo y sonrisas todo el tiempo. Como
los buenos amantes te llevará de un estado a otro, con mayor o menor intensidad
y encontrarás multitud de sensaciones nuevas (algunas incómodas) y partes de ti
que no habías conocido antes. Pero, como cuando estás con un buen amante, no
querrás estar en otro lugar.
Como en el parto, una no puede más que entregarse al momento, disfrutarlo, hacerse a un lado para que se produzca el milagro que hace que después del nacimiento del niño, renazca la mujer que lo parió con los pies plantados en la tierra y los brazos alzados al cielo. En ese espacio, cabe la Vida en mayúscula y la mujer que lo sostiene conoce, al fin, su valía y poder. Igual que deseo que todas las mujeres del planeta gocen de la mejor vida sexual posible, desearía que todas nosotras fuésemos capaces de criar en el gozo y el placer. Porque no he encontrado nada más subversivo, libertario y revolucionario que el amor salvaje de "la madre mamífera" a sus crías. Porque no hay estamento, sistema ni ideología que se resista a la fuerza arrolladora de una madre dispuesta a sentir placer; a ser, por fin, ella misma.
Inscripciones abiertas julio 2021
sí, sí, sí.....
ResponderEliminarMagistral como siempre!! Magistral!!
ResponderEliminarMuy bonito artículo....gracias.
ResponderEliminarUn escrito, de principio a fin, lleno de grandes verdades! Es una lastima que no todas las mujeres se den la oportunidad (o la tengan) de vivir y disfrutar la maternidad, la experiencia más fuerte, cambiante y hermosa que nos puede pasar en la vida...
ResponderEliminarEsta frase: "Como en el parto, una no puede más que entregarse al momento, disfrutarlo, hacerse a un lado para que se produzca el milagro que hace que después del nacimiento del niño, renazca la mujer que lo parió con los pies plantados en la tierra y los brazos alzados al cielo" me ha puesto los pelos de punta y ha hecho que mis ojos se llenen de lagrimas, ha tocado una fibra muy dentro de mi... No importa que tan adversa hayan sido las condiciones del parto y el nacimiento, al final, si te lo permites, esa madre que hay en ti sale, crece y se empodera. Que viva la maternidad!! Y que vivan nuestr@s hij@s!!
Es un artículo redondo y magnífico.
ResponderEliminarA poder resumir las cosas con tan pocas y certeras palabras, se llega después de un largo camino.
Pero todos los caminos conduce a Roma, que es amoR al revés.
Un abrazo muy grande. Te quiero.
estoy muy agradecida de poder leer estas palabras con tanta potencia!
ResponderEliminarSublime!!!! Un artículo maravilloso! Gracias por tal derroch de sinceridad. Con tu permiso comparto con mi tribu en "Viva la Tribu". Un abrazo
ResponderEliminarMonica, como siempre un placer leerte... que simple es leer y entender los temas, cuando se hablan abiertamente, sin tabués ni caretas..
ResponderEliminargracias!
Me has encantado.
ResponderEliminarMe ha encantado.
ResponderEliminarYo también ando últimamente dándole vueltas y escribiendo sobre la maternidad gozosa.
Como en el sexo, está en nosotras la llave de conexión con nosotras mismas y con el otro, de abandonar tabúes y viejos patrones, la que abre las puertas a un parto gozoso, una lactancia placentera y un vivir la maternidad de forma plena y consciente, aún con todo lo que tiene de duro ser madre en nuestra sociedad moderna.
Nos toca trabajar en nosotras mismas y en cambiar la sociedad para que nuestras hijas tengan ya un cachito más de camino recorrido para cuando les toque ser madres.
Un abrazo
Hermosa reflexión. También creo que hay algo de represión, propia o impuesta, en aquéllas madres que no pueden disfrutar la maternidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Fantástica reflexión y qué necesaria! Enhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarPor otro lado, y es un tema que ya he encontrado en este blog, doy razón a Mónica que existe gran número de mujeres que reprimen su capacidad de goce por cuestiones culturales. Este artículo contribuye a combatir esta situación. Por esto y por más cosas nos permitimos compartirlo en nuestro espacio.
Me encanta cada palabra, enhorabuena por un post tan bonito y cierto
ResponderEliminarMe gustó mucho su artículo, sin duda la maternidad es y será siempre la trinchera de luche más sublime de todas. Me deja sin embargo un sinsabor, sobre todo por mi ignorancia, su punto de vista sobre la crianza con apego. Sería tan amable de profundizar alguna vez en éste tema? Gracias.
ResponderEliminarEs impresionante jamás hubiera pensado en muchísimas cosas de las que se comentan en el texto yo de embarazo disfrute muchísimo de mis hijas y de pequeñas tmb pero ahora la cosa cambia y la palabra maternidad se convierte en otra bsssssss
ResponderEliminarPah! Me pareció excelente!!!! Lo único es que le sumaría es su frase de " Hay tantas maneras de ser madres como mujeres hay en la tierra," al pensamiento de que "Estoy convencida de que detrás de una mujer que no ha gozado su maternidad, hay algún asunto pendiente"...
ResponderEliminarHe quedado fascinada. Bravo
ResponderEliminarPoco puedo añadir a tus lectoras, no se puede describir mejor quienes somos y que hacemos. Muy bien enfocado y con mucho respeto a la mujer, a cualquier mujer. Gracias de corazón.
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