Esta el patio revuelto, mucho. Solo tenemos que atender las últimas noticias que afectan directamente a la mujer. Como las ideas "brillantes" de Gallardón que, a falta de problemas en el ámbito de la justicia en este país, se ha ofrecido a reformar la ley del aborto. Claro, ¿a qué otra cosa, con la que está cayendo, podría dedicarse un Ministro de Justicia para justificar su sueldo?
Este ministro Gallardón que desde que está en el cargo se ha desatado como adalid de una cruzada manifiestamente puritana. Porque ¿de qué otra forma le llamamos a esto? En el ámbito de la ética, podríamos hablar mucho sobre la posibilidad o no de abortar un bebé que viene al mundo con malformaciones, podríamos debatir sobre su derecho a la vida y la dignidad que ha de acompañar a esa vida; podríamos entrar a ponderar el sufrimiento humano (del bebé y los padres en caso de aborto o de continuar con su vida); podríamos valorar las posibilidades concretas de las familias de menos recursos para sostener esa vida con la dignidad que requiere y las coberturas sociales que son necesarias (y que este mismo gobierno se ha encargado de destruir); podríamos iniciar un debate en el cual sería muy complicado llegar a ninguna conclusión, o con la conclusión de que permitir el aborto por malformación fetal no es obligar a nadie a abortar por malformación fetal.
Porque no cuentan cuál sería la alternativa, imaginemos un bebé con una malformación, por ejemplo, en el corazón, incompatible con la vida. ¿Tendrían los padres que estar obligados a sostener a ese bebé durante 9 meses de gestación a sabiendas de que cuando nazca tendrán que sostenerlo en brazos mientras el bebé fallece? Imaginemos una familia de escasos recursos económicos ¿se hará cargo el estado de abonar las necesidades especiales que un bebé altamente dependiente va a necesitar a lo largo de toda su vida? Esa respuestas quedan flotando en el aire.
Creo que tras un debate serio se podría llegar a la conclusión, siendo un caso tan complejo de definir, que el estado podría garantizar que los derechos de todas las partes, los de la familia que opta por el aborto y los de la familia que decide seguir adelante estén debidamente garantizados.
Pero en el ámbito de la moral, la cosa cambia. Porque en el ámbito de la moral, por ejemplo, la católica, no hay posibilidad de duda. La vida es obra y gracia de un Dios católico y hay que acatar lo que venga, someterse a sus designios sin posibilidad de opciones. Tampoco hay opción, y este parece ser el caso, de que haya otra moral que no sea la católica, por poner un ejemplo. Como si a Gallardón le faltase ánimo para esto y para más, movimientos pro derecho a la vida (que conste que yo también soy pro derecho a la vida, y a la dignidad, de todos, bebés y madres y padres y curas, si hace falta) han iniciado una campaña de aborto 0. Ahí queda eso.
Si fuera un caso aislado, entenderíamos que puedo estar exagerando las influencias religiosas en este gobierno que nos gobierna, pero me temo que la cosa va más allá. Asegurar que los parados se benefician de un seguro relax al pasar por una capilla a orar (no dudo de que a algunos católicos rezar en una capilla les pueda resultar relajante, que conste) se pasa de la raya; pero hacernos creer a la población desde un informativo que para no desesperar por el estado en que se está dejando a las familias y al país hay que recurrir a un Dios es demasiado para que sea verdad.
Y ya, si nos faltaba poco por ver, esta semana se han despachado con un reportaje en el telediario de La 1 de TVE en el que aseguran que las adolescentes provocan con su ropa. Bueno, una vez más, una moral determinada, católica y algo puritana en la que el sexo ha de ser reprimido. Reconozco que es un prejuicio pero el aspecto de los asistentes ya me resultó algo sospechoso. Faltó el cierre que enlazara la ropa provocativa, la vestimenta adecuada para entrar en las iglesias y el aborto. ¡Qué lástima, se perdieron lo mejor!
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Mónica me gusta mucho lo que escribes, y sigo tu blog desde hace tiempo.
ResponderEliminarNo me gusta, al igual que no te gustará a ti, la forma en que el tema del aborto se está trivializando y politizando. Lo importante al final, que parece que se olvida, es garantizar los derechos tanto de las madres (de las familias, por extensión) como de los futuros bebés. Para ello, no se me ocurre alternativa mejor que FORMACIÓN sincera y sin prejuicios, y sin moralinas: esto te pasará si haces esto, esto puedes pensar si haces lo otro, estas serán tus dificultades, estas quizás tus alegrías, esto te podemos ofrecer, esto no, etc. etc.
Como te digo, me gusta mucho lo que dices y cómo lo dices.
Pero cuando se llega a temas religiosos, observo cómo algunas blogueras tiráis de un hilo un poco maloliente... La religión católica tiene puntos muy oscuros, como la sociedad occidental misma. Pero no todos son oscuros. Esa libertad y entendimiento que parecéis tener con otros temas, se transforman en sorpresa e intolerancia cuando se habla de la religión católica. Todo sorprende, todo es motivo de escándalo, todo muestra represión, oscurantismo, ranciez...
No es así. No al menos para mí. Yo soy joven y es cierto que no me he criado en colegios de monjas, por tanto puede ser que no tenga esa "sombra" asociada a la religión (puesto que ésta nunca me ha hecho daño, otras cosas y personas sí).
La religión católica también habla de respeto, amor y dignidad, de meditación, de gratitud. Vale, hay un exceso de sacrificio y de represión sexual, y del papel de personas "salvadoras" en nuestras vidas. Pero también hay mucho de lo que aprender.
Saludos cordiales.
J.
Pues puede que haya sonado como dices. Es posible, aunque no es mi intención. Respeto profundamente las creencias religiosas de las personas tanto como las de las personas que no las tienen. El problema es cuando observo el intento de introducir una moral particular y la injerencia de asuntos religiosos en el ámbito civil. Eso sí que me ofende. Comprendo que los católicos no aborten y lo respeto, lo que ya no me parece tan oportuno es que desde una parte de la institución católica se intente legislar para todos. Por lo demás, sé que la institución no es la base del cristianismo (de hecho, a menudo, están profundamente separados). Y es a estos grupos de presión a quien me refiero, no al cristianismo en sí de quien, por cierto, he bebido y asumo parte de su postulado. No todo.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Está claro que el respeto debe primar ante todo, desde ellos y desde nosotros.
ResponderEliminarYo no soy creyente, no tengo una moral cristiana, pero tampoco me dedico a convencer o a obligar a la gente que piense lo que yo pienso o que haga lo que yo haga.
Eso es inadmisible en un estado de derecho. Bueno, eso es inadmisible en cualquier lugar y época.
Vamos de mal en peor si permitimos que dominen nuestra moral, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos.
Es horrible...