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viernes, 12 de diciembre de 2014

Después de Miami

He regresado de Miami con la sensación de que estaba en lo cierto: hay una rueda de mujeres que están cambiando el mundo. En cada ciudad, en cada barrio, en cada bloque de vecinos, las mujeres comenzamos a despertar y a cuestionar lo que la habíamos dado por válido. Sin embargo, aún queda mucho, mucho más de lo que nos puede parecer a veces, por hacer. Es increíble como, independientemente de la religión o el país de origen, la clase social o la educación recibida las mujeres estamos unidas, enredadas en experiencias compartidas, entretejidas por lazos de vivencias similares. Es el patriarcado que flota y sobrevuela las opciones más o menos diferentes de la sociedad. 


Estuve en Miami compartiendo con mujeres de varios países y diferentes religiones. Todas tan diferentes y a la vez tan iguales que las lágrimas de una podían ser sentidas por todas. Frente  a las variables de los detalles proporcionados por la cultura, la evidencia de que compartíamos un legado y un anhelo común fue mayor. Somos mujeres atravesadas por violencia obstétrica, la pérdida de la madre patriarcal, la relación mal encauzada con nuestro propio cuerpo. Somos mujeres las que nos enfrentamos a los dilemas de qué hacer con nuestras vidas, las que encontramos demasiado estrechos los límites del modelo impuesto socialmente. Somos mujeres las que nos revelamos contra un sistema en el que no tenemos cabida y buscamos respuestas a preguntas imposibles.


En Miami, se ha comenzado a tejer un encuentro de almas que cambiará la ciudad y a sus gentes. Están por comenzar los círculos de madres y bebés, círculos de mujeres y espacios para el encuentro entre nosotras. Como una semilla, queda plantada la fecunda intención de trabajar por y para las mujeres. Una vez más, la hermandad de las mujeres se produjo, como se produjo la magia de ampliar, hasta el continente americano, de norte a sur, mi familia en la tierra. Buenos Aires,  Miami y Granada en un triángulo de fraternidad y amor. Gracias a Erica Vanina, de Mujer Integra, por crear este encuentro. Gracias a las asistentes por acudir a la llamada. 

Gracias por haber estado y formar parte de esta cadena de cambio. Nos volveremos a encontrar.

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