No me salves, por favor. No te creas obligada a decirme qué es lo mejor para mi ni a avisarme de los engaños, las dificultades o las trampas que la Vida me traerá. No te imagines que no sé distinguir por mi misma qué es lo mejor en mi vida. Si me equivocó, corregiré el timón a tiempo, de no hacerlo, seré responsable de las consecuencias de mis decisiones y asumiré mis actos. No me salves, por favor, que ya soy adulta y tengo criterio. No te creas que eres la única que tiene una verdad absoluta que ofrecer al mundo. No esperes mi adhesión a tus ideas porque son las buenas. Prefiero las mías malas a las tuyas buenas. Quiero vivir de forma que pueda equivocarme tantas veces como sean necesarias para que esta vida tenga sentido para mi. No me salves, deja de avisarme de las malas personas y de los taimados. Deja de dibujar una línea en la que no quepamos todos: o conmigo o contra mi. Ya soy mayor y esto no es el patio de un colegio. No necesito tu autorización. No quiero tutoras en mi vida. No te creas mejor que yo o más lista. Si algo me interesa, si me da la gana, probaré por mi misma, tomaré mis decisiones y, después, sacaré alguna conclusión... o no. Ya ves, mi vida es mía.
No me salves, por favor, es profundamente patriarcal que una mujer quiera dirigir las ideas, los sentires y apetencias de las demás, pretendiendo, por descontado, que las demás no saben. Cuando actúas así, en realidad, pretendes quitarme poder y hacerme indefensa. Puedes descansar tranquilamente y dejar esa actitud paternalista. Si te sientes impelida a compartir con el mundo tus experiencias, ofréceme herramientas, pero no me señales el camino. No me salves, que ya lo hago yo sola. Tú, si tienes a bien, ocúpate de tu propia liberación y cuando los prejuicios y las ideologías se hayan evaporado en tu vida, si eso ocurre, hablamos. Pero de tú a tú, con un té en la mano y una sonrisa en la cara. Mientras tanto, no me salves, por favor.
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Gracias Mónica. Te imagino frente al ordenador con una mano escribiendo y con otra sosteniendo a tu cría amamantándose.
ResponderEliminarMujer de hoy con toda la fuerza de millares de eslabones a través de los tiempos.
Mucho amor
¡Me ha encantado! Muchas gracias por poner palabras a mi sentir y pensar.
ResponderEliminarConozco a unas cuantas "salvadoras" de ésas...
ResponderEliminarPero también es cierto que de todo puede aprenderse, y tampoco veo mal ir con una actitud abierta de mente para escuchar lo que los demás tienen que decirte. Luego está en nuestras manos seguir, o no, su consejo.
Creo que es tan malo cerrarse a los consejos, como depender únicamente de ellos.
Todas las personas que nos rodean pueden ser nuestras maestras :)
Saludos y ¡enhorabuena por el blog!