Voy a escribir estas líneas con todo el respeto que me merece la salud de cualquier persona y con la intención de llevar más luz que oscuridad. Hay una corriente de pensamiento que asegura que cualquier enfermedad tiene su origen en el inconsciente, lo emocional o los traumas no resueltos.
Aristóteles afirmaba que:
"Psique (alma) y cuerpo reaccionan complementariamente una con otro, según mi entender. Un cambio en el estado de la psique produce un cambio en la estructura del cuerpo, y a la inversa, un cambio en la estructura del cuerpo produce un cambio en la estructura de la psique”*
La utilización de la palabra psicosomático, se remonta al S.XVIII cuando los doctores Heinroths y Jacobi comienzan a utilizarla. En 1876, el médico inglés H. Maudsley (1835-1918) decía: “si la emoción no se libera, se fija en los órganos y trastorna su funcionamiento”*.
Creo que puede parece lógico deducir que el ser humano posee cuerpo, emociones, mente (ideas/pensamientos) y conciencia (en diferentes niveles).
Me encuentro con muchas mujeres en los Encuentros que aseguran estar sanas y, sin embargo, no pueden ser madres o mujeres que arrastran endometriosis, miomas, dolores menstruales intensos, abortos de repetición, ovarios poliquísticos, cáncer de cuello de útero, papiloma... y un largo etcétera. En muchas ocasiones las mujeres se preguntan qué están haciendo mal, qué pieza no encaja. Pero, y aunque las emociones juegan un papel reconocido ampliamente en los procesos de sanación, a veces no es lo único ni es el origen.
Ahora sabemos que la contaminación química a la que estamos sometidas es de una magnitud enorme. Sabemos que el agua que bebemos, el aire que respiramos, la comida que ingerimos y la ropa y construcciones que nos cobijan generan contaminación directa. No podemos seguir negando que, por ejemplo, hay un mapa del cáncer en España, lo que indica que se tienen más probabilidades de sufrir una enfermedad u otra según vivas en León o en Jaén. Y se sabe qué actividades están relacionadas con dichas enfermedades.
Mapa de la incidencia del cáncer de tiroide en España.
Ahora sabemos que en el mercado podemos encontrar a diario miles de productos de cosmética y alimentarios en los que se incluye los llamados disruptores endocrinos, que son moléculas que actúan en nuestro caudal sanguíneo como si de hormonas se trataran, alterando nuestro funcionamiento hormonal natural. Esas moléculas están presentes, por ejemplo, en perfumes o en el agua de las botellas de plástico, cuyos análisis han demostrado que contienen estrógenos. Y es que el plástico se deteriora a temperaturas relativamente altas y permite liberar esas moléculas en el agua que contiene. Las botellas alcanzan esas temperaturas cuando son dejadas en el coche al sol, pero también en almacenes sin refrigeración, en palés al aire libre en verano o dentro del camión de reparto hasta que llega a tus manos. Si deseas saber más sobre la contaminación química a la que nos sometemos a diario, te invito a ver los vídeos del oncólogo y radiólogo Nicolás Olea.
Cuando hay dolores menstruales, éstos suelen remitir sin problemas practicando la relajación del útero. De hecho, la relajación del útero es una practica que implica el cuerpo físico (al relajar la musculatura); al emocional (cuando emergen las emociones y les damos salida), la mente (al darle un espacio a la menstruación, cobra importancia y es revalorizado) y de conciencia (aumentamos la capacidad para darnos cuenta de), ya que tomamos conciencia del útero, una zona de nuestro cuerpo que habíamos pasado por alto. Si además, se modifica la alimentación y se hace algo de ejercicio, mejor, más holístico será el proceso. Aunque numerosas mujeres han relatado cómo solo con la relajación del útero ha sido suficiente para terminar con las molestias.
Igualmente, un mioma podría necesitar de la acción combinada de varias alternativas: modificar los hábitos alimenticios, observar si hay alguna fuente contaminante cerca, relajar la tensión emocional de la zona y revisar ideas limitantes sobre la capacidad de creación o las relaciones personales, por ejemplo. Al menos, yo abordaría cualquier síntoma en mi salud de este modo. De una forma integral.
Nuestro sistema endocrino es un circuito sutil y delicado que merece nuestra atención. El estrés al que estamos sometidas interviene en nuestro organismo y es necesario que nos relajemos, meditemos y hagamos algo de ejercicio. Pero no es menos cierto que necesitamos también ampliar nuestra conciencia corporal al medioambiente y señalar a los poderes públicos y privados, como mujeres y madres, que tenemos el derecho a vivir en un mundo limpio para que nosotras y nuestros hijos podamos desarrollarnos.
Espero que esta lectura no sugiera, en ningún caso, pensar que no podemos cambiar un medioambiente empobrecido y contaminado. Al contrario. Espero que sirva para avivar la voz de la cordura y el espíritu crítico y para señalar que, si bien yo soy responsable de lo que pienso y siento; también lo soy de lo que como y respiro. Apostar por la alimentación ecológica o la cosmética y los limpiadores naturales, puede ser la diferencia. Obligar a los poderes públicos a crear y cumplir leyes rigurosas con la protección del medio ambiente es otro aspecto fundamental de la recuperación de la salud global (en la que incluyo lo femenino). Sugiero la lectura de Cuerpo de Mujer. Sabiduría de Mujer, de la doctora Christiane Northrup, donde se recoge esta visión más integral de la salud humana.
No hay experiencia física sin interacción con el medio y no creo posible recuperar una visión más femenina (o como queramos llamarla) de la existencia sin el cuidado del Planeta y de los ecosistemas y seres vivos que en ella habitan. Se trata, al final, de abrazar la Vida comenzando por el propio cuerpo y extendiendo esa valoración mas allá de nuestra piel.
* http://www.slowmind.net/colombo_net/psicosomatica.pdf
Totalmente de acuerdo contigo. El poder de la mente realmente es enorme, de grandes posibilidades y practicamente desconocido. Comprobamos su decisiva influencia en la salud y en otros órdenes de la vida. Pero negar el poder ambiental y nuestra susceptibilidad al mismo, nos conduce nuevamente a la culpa. Antes se decía que la enfermedad era un "castigo divino", ahora se dice que "un@ mism@ se provoca la enfermedad com su pensamiento", maneras diferentes de llegar a lo mismo: la culpabilización al individuo enfermo y la negación de la parte social que también hay en la enfermedad.
ResponderEliminarISABEL
Invito a la escritora de este artículo y a los lectores a leer algo sobre Nueva Medicina Germánica; es un cambio de paradigma donde explica sin hipótesis ni escepciones el origen de toda enfermedad cancerígena y no cancerígena; donde Psique-cerebro-órgano son afectados de manera sincrónica. Os paso un enlace donde viene información al respecto:
ResponderEliminarhttp://www.germannewmedicine.com/documents/bienvenido.html
Estimad@ anónim@:
ResponderEliminarConozco algo la Nueva Medicina germánica y la respeto. Mi visión es que somos cuerpo físico (funcionando con reglas físicas), emociones, mente y conciencia. Y bajo mi punto de vista, las enfermedades pueden surgir en cualquiera de estos cuatro niveles (que en realidad conforman uno solo). Decir que la enfermedad es únicamente de origen físico me parece tan sesgado como decir que la enfermedad es únicamente emocional. Creo que es multifactorial. Siempre me imagino a una persona muy estable emocionalmente, sin traumas que es sometida a radioactividad o un veneno mortal. Seguramente enfermaría y moriría de forma similar a otra que tuviera numerosos traumas.
De todas maneras te agradezco el enlace y el apunte.
Gracias por contribuir a hacer este blog.