Páginas

lunes, 22 de diciembre de 2014

Carta a las feministas que fueron antes que yo

Queridas mujeres:

Os escribo con el respeto que me merece quien, en algún momento, deseó cambiar el orden de las cosas. Y es desde ahí, desde el anhelo de cambio compartido, desde el que deseo comunicarme con vosotras. Yo tengo cuarenta años, así que crecí prácticamente en democracia en este país y me encontré muchas de las reformas legales necesarias para poner en marcha la democracia ya rubricadas. Poco tenía que decir de estas leyes que zanjaban por escrito la igualdad de los hombres y de las mujeres... hasta que nació mi hija. De hecho, fui una feminista convencida y trabajé activamente para difundir este pensamiento... hasta que fui madre. Hasta que, a las dieciséis semanas de vida de mi hija, tuve que elegir si quería quedarme con ella o irme a trabajar. Y en ese instante me sentí traicionada. Mucho. Todos los años de estudios, todos los esfuerzos profesionales, todas las ilusiones para que ahora el sistema me hiciera elegir si quería dejar mi trabajo (y la consiguiente dificultad para regresar al mundo laboral después) o reincorporarme como si nada hubiera ocurrido. Como si mi hija no estuviera ahí, esperando olerme, mamar de mi o acariciar mi piel. Me indigné porque nadie me había avisado de esto. Veníais delante de mi y no me dijisteis que el precio de que la mujer se incorporara al mercado laboral era dejar a sus bebés recién nacidos en otras manos. Yo no quería dejar a mi hija en manos de nadie. Yo quería ser yo quien la criara. Y debí elegir. Y eso me pareció tremendo. Elegir dejar mi trabajo y comenzar de cero, me pareció en su momento y me sigue pareciendo, injusto. Las mujeres (y los hombres) no deberíamos tener que elegir entre la maternidad o la paternidad y el trabajo. Deberíamos vivir en una sociedad que articulara sus recursos y economía con una lógica ética en la que el sostenimiento de la vida humana fuera el principal objetivo. En la que no primera sobre todas las cosas la lógica neocapitalista. Ética frente a lógica utilitaria, Vida frente a economía. 

Sé que muchas de vosotras escapasteis a través del trabajo de una vida insustancial hecha de souflés y puntillas, que el mercado laboral os pareció la ventana de escape de la rutina y y el almidón. La presión de la propaganda franquista de la buena ama de casa era tan demencial que cualquiera en su sano juicio deseaba huir de ella. Pero, y si me permitís el símil, tirásteis al bebé con el agua del baño. Porque una cosa es asumir que la madre sea la servil sirvienta de la familia y otra pretender naturalizar que las mujeres dejemos a nuestros bebés de cuatro meses, ocho horas al día, con otras personas.

Sé que nuestros desacuerdos son generacionales. Sois las madres del  biberón, de la crianza conductivista y de las luchas ideológicas. Estáis muchas de vosotras en situación de poder, por edad y por batallas ganadas. Sé que cuesta comprender que haya mujeres no alienadas que disfruten con la maternidad. Pero las mujeres de nuestra generación no llegamos a la maternidad por un mandato de género. Muy al contrario, el mándato que recibimos desde bien pequeñas fue: estudia, trabaja y gana dinero. Y muchas de nosotras nos encontramos con la sorpresa de que la maternidad era un espacio de libertad y empoderamiento personal. Nuestra maternidad no está hecha de lacitos y buena normas de conducta; nuestra maternidad está hecha de cuerpo, sexo, placer y fuerza.

Os pido de corazón que nos echéis una mano a las que venimos detrás. Dejad de luchar contra la maternidad y pongámonos a una a luchar contra el sistema, contra el neocapitalismo, contra la explotación. La maternidad no es el problema, el problema es el sistema. No pidáis en mi nombre bajas para el padre, pedid bajas para quien más desee quedarse en casa con los hijos y procurad leyes que impidan que la decisión implique a quien la toma, quedarse fuera del sistema. No pidáis guarderías de 0 a 3 años por mi, pedid para quien quiera, bajas retribuidas más amplias de hasta, por lo menos, dos años y haced leyes para que si decido usarlas, la empresa no pueda castigarme. Volved la mirada hacia los niños y las niñas y dejemos de usar las palabras que interesan al sistema: lógica empresarial, capitales, beneficios, salario, productividad... y comencemos a hablar en el idioma de la Vida, hablemos de ética, cuidados, amor y solidaridad. Entonces, unidas, podremos, al fin, trasformar la sociedad.  

Atentamente,
Una feminista de cuarenta años.

Quizá te interese:

Sexo y maternidad

Madre, pero no mucho

20 comentarios:

  1. Gracias por tener coraje y amor .. con madres como tu y mi esposa que comprendeis la importancia de la infancia el mundo podria ser mas libre y justo para tod@s
    Tambien hay hombres que nos sentimos asi de engañados por esta sociedad y por lo que lo que se entiendee ahora como norma ser una buena feminista.
    Lo que hace falta es mujeres y hombres libres que decidan por si mismos sus valores en la vida
    Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por poner palabras a los pensamientos de muchas q nos considerábamos feministas estudiamos mucho para ser libres e independientes y ahora con casi 40 hemos elegido ser madres y repetir como es mi caso hasta tres veces

    ResponderEliminar
  3. Muy buena entrada. Lo que a mí me preocupa es que no se trata sólo de una diferencia generacional. Hay bastantes mujeres jóvenes que siguen ancladas en lo que yo llamo "el discurso feminista de los años 70". Noto esta actitud sobre todo en las mujeres que están organizadas en grupos llamados feministas (lo digo así porque hay otro tipo de grupos, por ejemplo los grupos de apoyo a la lactancia, que para mí hacen una labor muy feminista aunque no lleven ese apellido).
    Como decía, en estos grupos veo a muchas mujeres llenas de rabia, que proponen debates en torno al reparto equitativo de las "cargas" familiares y no dedican ni un minuto a hablar del placer que supone abrazar a un niño; que dedican mucho tiempo a la violencia sexista, y no incluyen en ése concepto la violencia obstétrica (incluso para algunas de ellas lo que más se acercaría a la violencia obstétrica sería el hecho de parir sin epidural, "apartando a la mujer del progreso médico"), etc. Creo que tienen miedo de que las mujeres seamos engañadas para adoptar un papel sumiso, y ellas equiparan la maternidad a la sumisión, por lo que siempre están en guardia contra este tema. Ya que son grupos de referencia, formados también como dije por chicas jóvenes, me preocupa que con ése discurso dificulten a las demás mujeres darse cuenta de lo emponderadora que puede ser la maternidad. Yo tengo esperanza en la labor de hormiga, humilde y de tú a tú, que se está haciendo a través de otros foros (como este blog, los grupos de crianza, etc.).

    ResponderEliminar
  4. soy mujer. De 36 años. Militante feminista hasta q la revolucion de la maternidad cambio los cristales de mis gafas. Suscribo cada una de tus palabras. Gracias por compartir tu trabajo y tus inquietudes. Aprovecho para felicitarte por tu blog. Te sigo desde hace meses y me parece muy util y con reflexiones muy interesants. Gracias!

    ResponderEliminar
  5. gRACIAS POR PONER PALABRAS A LO QUE TAMBIÉN, COMO TÚ, SIENTO. HAY QUE MIRAR MÁS A NUESTROS NIÑOS PARA QUE ESTE MUNDO TAN SUPERFICIAL MPIECE UNA NUEVA ERA

    ResponderEliminar
  6. Esto si es feminismo, comparto tus palabras y la revolucion que supone tener un hijo. Ahora las mujeres nos servimos de internet como red en muchos sentidos que nos hace el papel de clan, de sosten, de apoyo entre mujeres

    ResponderEliminar
  7. Hola, tengo 65 años y fui de las mujeres que abandoné a mi hija para hacer la revolución social y feminista. Hoy me doy cuenta que el sistema (incluida la "oposición") nos utilizó y nos hizo renunciar a una maternidad entrañable y placentera para ser sujeto de derechos ciudadanos, por eso estoy totalmente de acuerdo y de hecho lo he planteado en Podemos Feminismos que no me parece adecuado reivindicar permisos iguales, cuando las funciones son diferentes. Somos mamíferos que nacemos prematuros y necesitamos un periodo de embarazo fuera del útero en contacto con el cuerpo de la madre el "cuidado madre canguro" ¡¡ESTOY MUY DE ACUERDO CON EL ARTÍCULO!!
    ROSA MEJUTO

    ResponderEliminar
  8. maravilloso!!! has puesto en palabras lo que yo he pensado tantas veces.
    Un hijo cambia mucho la forma de ver y entender el mundo. Yo procuro ahora que mi hija entienda este mundo de otra manera.
    Gracias por escribirlo.

    ResponderEliminar
  9. Gracias a las conquistas del feminismo, ustedes tienen la posibilidad de elegir, posibilidad que antes no existía. ¿Y se sienten traicionadas?
    Yo lo que siento es que aún nos queda mucho camino por recorrer. Y el que ustedes tengan la fortuna de decidir qué hacen con su vida hasta cierto punto es un regalo. Sigan luchando en vez de renegar de las conquistas.
    Veo peligrosa esta moda de desacreditación que defiende falsas oposiciones, como la de feminismo y maternidad.
    Ser madre no me hace sentir ni "más mujer" ni "menos feminista". Al contrario, la necesidad de ser una persona independiente para poder sacar adelante a mis hijos y la preocupación porque reciban una educación no sexista son más importantes que nunca.
    Aclaren sus ideas, cuiden las palabras y amplíen sus miras, el feminismo no es el culpable de que estemos a la mitad del camino, sino la condición de posibilidad para seguir recorriéndolo.

    ResponderEliminar
  10. Soy madre, creo en la crianza con apego, y soy feminista.
    Habrá cosas que comparta más o menos, pero el femenismo te da la opción a decidir, de ser dueña de tu vida. Bien es cierto que nos queda mucho camino por recorrer, pero eso es culpa del sistema putrefacto que te obliga a tomar esa elección (recordemos que en otros paises la conciliación hogar-trabajo está mucho mejor arreglada.
    Ciertamente, cuatro meses es una KK, en otros tienen un año. El problema no es el feminismo, el problema es la masculinización del mundo laboral, algo que en otros paises, poco a poco, está cambiando.
    Feminismo es el sistema que lucha para que el día que quieras (o debas) volver al mundo laboral, no te encuentres discriminada por estar en edad fértil.
    El feminismo te da el poder de decidir, aunque sí es cierto que lo ideal sería no tener que decidir porqué se pudiese compaginar perfectamente (a mi no me hubiese importado llevarme a mi peque en el fular) pasada la baja. No seamos ingenuas, quien realmente te obliga a tomar la eleción es el capitalismo. Feminismo es quien ha conseguido que almenos ya tengas semanas que antes no tenias, que tengas tu hora de maternidad (que no vale para nada, pero es más de lo que había) o tengas el derecho a reducción de jornada. Que sabe a nada, lo sé por experiéncia, pero en esas circumstáncias almenos he podido amamantar a mi hija, cosa que mi madre no pudo hacer porqué dos dias despues de parir estaba trabajando y haciendo guardias en el hospital. Si te sientes traicionada, bien, yo también, pero no por el femenismo, si no por el sistema en que vivimos.

    ResponderEliminar
  11. Estos dos últimos comentarios me hacen pensar que no me he explicado bien. Yo señalo al sistema como el problema y no al feminismo; y hago notar que las recetas que el feminismo institucional está ofreciendo para resolver los problemas de conciliación no me gustan. Respecto al derecho al trabajo de la mujer, he de decir que siempre, SIEMPRE las mujeres hemos trabajado. Hemos trabajado en la edad media, lo hicimos a comienzos del siglo XX y también durante el franquismo. El acceso de la mujer al mercado laboral no ha estado nunca prohibido. En lo que sí había dificultades era en el acceso de las clases altas a los puestos de trabajos cualificados (es decir, un problema minoritario de una élite económica y cultural). Pero la inmensa mayoría de las mujeres, las que pertenecemos a las clases bajas y medias hemos trabajado siembre en trabajo propio o asalariado. Solo las mujeres de la alta burguesía no trabajaban y tuvieron dificultades para acceder a estudios superiores y puestos cualificados. Sin embargo tampoco es cierto que no se pudieran encontrar en esas élites ejemplos de lo contrario. En 1899, Emilia Pardo Bazán, en una conferencia en la Sorbona, dice: "En España la mujer está autorizada para cursar en institutos y universidades; más si lo hace causa extrañeza e incurre en reprobación". En 1910 se recoge ex profeso el derecho de la mujer a la educación superior. En 1920, por ejemplo, se funda la Juventud Universitaria femenina.
    Si bien es cierto que con el franquismo, se promulga en el fuero de los trabajadores que las mujeres quedarán liberadas del taller y la fábrica, las mujeres de clases trabajadoras en este país siempre siguieron trabajando.
    Yo no concibo el trabajo como un derecho, ya que un derecho es la facultad que tenemos para exigir el cumplimiento de lo estipulado por una ley a nuestro favor. En realidad, el trabajo para millones de mujeres no es una opción; es una obligación. El trabajo es una necesidad y muchas de nosotras no estamos ni siquiera en posibilidad de considerar si lo ejercemos o no. Trabajamos para vivir. Por obligación. Bien es cierto que no hay mejor esclavo que aquel que se cree libre. El trabajo es un derecho cuando puedes elegir no trabajar, cuando perteneces a la clase alta, cuando el sustento de tus hijos está garantizado. Entonces puedes elegir. Mientras tanto, no nos engañemos. Cada mañana, millones de mujeres nos vemos obligadas a trabajar en un sistema de trabajo que no respeta mínimamente las necesidades de nuestros hijos. Es imposible separar feminismo de clases sociales y hacer una lectura en la que se extrapolan los problemas de la élite a la población general, da como resultado, conclusiones poco satisfactorias.

    ResponderEliminar
  12. Yo no me tengo por feminista, pero tengo 38 años y más de 20 trabajados, desde los 20 vivo sola, creo en la gran capacidad de las mujeres para valerse por sí mismas, y justo por todo esto, cuando a la edad de 33 años tuve a mi hijo, creo que es una edad adulta, tuve la gran suerte que no me renovaran el contrato y pude disfrutar de más de un año con mi hijo... en ningún momento me sentí fuera de lugar, sabía lo qeu era y sabía lo importante de mi función de mamá, el trabajo siempre estará ahí, cuando alguien está acostumbrado al trabajo no debe tenerle miedo al cambio, porque unas de las cosas que enseña un hijo es que se cambia cada minuto, la vida no es algo que tu planees.

    ResponderEliminar
  13. Gracias por tus palabras. Yo deje de trabajar fuera de casa cuando nació nuestra primera hija. Ahora tenemos 3 hijos, los educamos en casa, defendemos la crianza consciente y trabajo desde casa. Podemos encontrar opciones si somos creativas. Un beso chicas.

    ResponderEliminar
  14. Algo dentro me has removido con tus palabras y por ello gracias.Pero no creo que evitar establecer por ley la regulación del permiso de maternidad o paternidad, perjudique a nadie. Creo que crear caminos que garanticen todas las posibles combinaciones contribuye a que ninguna de ellas se supedite, ni sea predominante a otra. En fin gracias por compartir esta reflexión.

    ResponderEliminar
  15. la verdad si, yo pase por eso y es muy frustrante simplemente no puedes dejar a tu bebe, debes sacrificar algo ya sea tu crecimiento intelectual y profesional o tu maternidad, es muy dificil jamas en mi vida senti tanta frustracion

    ResponderEliminar
  16. Muchas gracias! Muy reconfortante leerte, no hay punto en el que difiera y comparto tu desagrado con las soluciones que ofrece el feminismo institucional, de nuevo gracias por compartir

    ResponderEliminar
  17. Hermoso testimonio. Todas las decisiones son difíciles. Lo estoy difundiendo en las redes.
    La valentía pasa por decidir aquello sobre lo que un@ cree, al margen de lo que la época impone.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  18. Yo no puedo por más alucinar.A mí me conmueve ver cómo trata su padre a mis hijos.Ver el apego que ambos tienen con él. Y por ello no me considero mala madre.Ya tuve la suerte de poder sentirlos dentro de mí. Debemos de ser más generosas y no creernos las únicas guías de nuestros hijos.No creo mis hijos sean menos.felices e inseguros porque con el segundo fue mi marido el que se quedó en casa con él hasta que fue a la Escuela Infantil.

    ResponderEliminar
  19. Hola Esperanza:
    En ningún momento estoy asegurando tal cosa y no creo que nadie pueda deducir lo que tu dices de mis palabras. Lo que tú respondes habla de otros textos que no son míos. Yo hablo de mi deseo y el de tantas mujeres que conozco. ¿A ver si el padre se queda con el niño es feminista pero si nos quedamos las mujeres porque queremos es machismo?
    La vida familiar es más rica, compleja y diversa y eso es lo que me apetece proteger. La libertad de cada familia para conseguir sus propio equilibrio. Jamás se me ocurriría decir que soy la única guía de mis hijos ni que comparto en estos momentos la crianza al mismo nivel que mi pareja. No creo que tenga mucho que ver.
    Gracias por compartir.

    ResponderEliminar